jueves, 20 de diciembre de 2012

La piscinita de la discordia


Chile y Argentina son dos países hermanos, vecinos que han tenido muchos roces pero nunca una guerra. Dos pueblos con muchas diferencias pero cercanos en muchas de sus costumbres y vivencias. Es imaginable que, si los gobiernos de ambos países se tiene que sentar a dialogar por muchas horas para tener una buena relación, la pareja entre un chileno y una argentina no iba a ser un tendal de rosas.
Es así como muchas cuestiones que pueden ser normales para algunas parejas son “particulares” en la nuestra. Es cierto que la cuestión “límites” es importante, cada uno tiene su “territorio” y lo defiende a muerte. En fin.
Con un hijo en común la novela se vuelve más divertida. Y ejemplo de esto fue la simple compra de una piscinita para Sofía: un corto viaje a Viña del Mar se volvió la generación de un monte de bolsos, bolsas, termo, juguetes, etc.. acostumbrados a ir con pocas cosas, el primer viaje con Sofía a la playa se volvió un momento de histeria que casi termina con el cochecito paraguas volando por la ventana. La discusión comenzó con el interrogante: “para qué tantas cosas?”, respuesta que llegó mientras hacía los sanguchitos de milanesa para acompañar el viaje: “todo lo que llevamos lo usa”. Si la temperatura estaba en 30 grados, esa respuesta la subió a 45º. La nena a todo esto comienza a gritar por atención. El calor escaló a 50.
Todo listo, nos vamos con cinco bolsos en los brazos que nos faltaron subir al auto. “Espera, falta la piscinita!” y cuando estoy agarrando la piscina con la mano izquierda (porque en la otra la tenía a Sofía), la término se fue a las nubes.
Lo que siguió fue una ópera o comedia italiana de grito, llanto, risa, y la piscinita volando por el living de una patada. Si Tarantino lo hubiera filmado creo que hoy sería parte de Tiempos Violentos. Por suerte, el temblor fue corto, Sofía casi no se dio cuenta, pero nuestros nervios sí.
En un abrazo, al mejor estilo San Martín - Bernardo O'Higgins, sellamos la paz y pusimos como estandarte a la piscinita que nos acompañaría en el primer viaje de Sofía a la playa.

Sólo quiero agregar que llevar la piscinita al borde de la piscina de los adultos tampoco fue fácil (traer y llevar cuatro veces un termo de agua caliente y agua fría) y también trajo cierta tensión, pero no saben lo bien que la paso Sofía. Así que todo el estrés valió la pena…  

No hay comentarios:

Publicar un comentario