martes, 6 de marzo de 2012

Sabés dónde te podés meter esos comentarios…


Estimados amigos, ustedes saben que este blog es para hacer una catarsis más que exponer mis emociones más tiernas con respecto al “milagro de la vida”. Ojo, aunque no lo parezca, de verdad las tengo pero ya se escribió (y se sigue escribiendo, mientras Maru Botana sigue anunciando sus embarazos) que realmente no me dan ganitas. En cambio…sí me dan ganas de compartir aquellos momentos en donde “lo más grandioso que le puede pasar a una mujer” me rompe soberanamente la paciencia. Son esos comentarios, frases, palabritas que sumado al peso que se gana te hacen pensar en romperle la cabeza a alguien y tomarte el primer tren a Plumas Verdes, un lugar que queda en Lujan, provincia de Buenos Aires y en donde se comen buenos asados. Aunque con esa perspectivas, mis amigos vegetarianos nos mandarían a la concha de la lora…
En fin, aquí un breve listado de lo que puede llegar a joder a una embarazada:

“Cuando tuve mi primer hijo, tenía la mitad de tu panza a los siete meses”: te lo dice la vecina que tuvo cuatro hijos y hoy pesa más de 80 kilos en un metro cuarenta. Claro que  también te va a contar que cuando tuvo a su primer hijo pesaba 40 kilos y “que el cuerpo nunca volvió a ser lo que era”. Claro que es más fácil decir que fue culpa de su prole y no de las 20 torta fritas que se come en la merienda…

"Se te caen y así quedan…pero te las podés operar cuando no quieras tener más hijos": las ginecólogas deberían hacer un curso de psicología aunque sea con el gordo Samid o, en el caso chileno, Rosa Espinoza, porque cuando vos ves que las lolas se están deformando (y realmente no sé si es porque vas a dar de mamar o porque se adecuan a los casi 15 kilos que engordaste) no es el mejor comentario. ¿osea que el corpiño de casi US$ 100 no sirve para nada? ¿las horas de masajeo tampoco? ¿la crema pedorra de US$200 menos??? Y les recomiendo ni mencionarlo a una señora madre o a un hombre porque la respuesta (sensible) es: “Y sí…qué pensaste???”

“Lo vas a tener?”: ahh se quedaron petrificados. Ustedes se preguntaran: ¿fue el padre que dijo eso mientras compraba un pasaje a Siria? O alguna amiga solterona que de abortos sabe mucho y que se ponía a analizar la situación “trabajo vs. Hijos”….no. Les cuento que fue el único comentario bien desubicado que recibí, (porque hay que ser desubicado para responder con una animalada como estas), que me hicieron en Chile. Y les cuento también que el personaje en cuestión no era chileno, sino un gran pelotudo argentino. Pero es entendible: sujeto masculino de unos casi 60 años, de perfil ultra conservador, o sea (y repito), el gran pelotudo argentino. El caso es que para muchos de estos seres no estar casada es sinónimo a tragedia si se está embarazada. Aún cuando pasaste la barrera de los 30, vivis con tu novio (también pasadito los 30) y llevas alguna experiencia laboral encima (más de 10 años). Lo bueno es que hay integración para todo, y el boludo argentino también se puede encontrar en otros países!!!

Van a pensar que este video es una joda, pero es realmente real realístico. La matrona Ana existe, joder! 



“Me tenés que hacer caso a mi que yo sí tengo experiencia”: esta es típica de las señoras ama de casa pasada los 55 años. Mujeres que te quieren dar toda su experiencia pero que, al momento de transmitir, lo hacen con cierta brutalidad. Porque es cierto que yo no sé cambiar un pañal, y no tengo idea qué hacer si un bebé tiene gases (no tengo idea!!!) pero tampoco para que me estén sometiendo al yugo de la imposición de ideas. Y mucho menos de formas de vida. No sé cómo les caerá a las otras primerizas, pero a mi me dan muchas ganas de ponerles una bomba en las sentaderas y que vuelen al lugar de sus sueños. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, dije y me contestaron: “ahh ya dice tonteras, es la neurona menos que le saca el embarazo…”.=))(/&&%%$$$

 “Y sí, duele muchísimo, pero le ves la cara y todo se te pasa”: desde tu mamá hasta la carnicera te cuentan que les hicieron 34 puntos luego de 26 horas de trabajo de parto y que, cuando vieron a ese pequeño retoño, “el dolor desapareció porque entendí que valió la pena el sufrimiento”. Claro, después te agregan que durante cuatro meses no se pudieron sentar, que también tuvo depresión post parto (“que en mi época no se conocía”) y para colmo, le ves al pequeño retoño que hoy es un grandote de 20 años que se saca los mocos mientras mira algún partido del Brown. Entonces…de qué me sirve que me digas que voy a sufrir como una magdalena contrariada cuando lo que salga no tiene garantía de nada. Mejor, no me cuentes del prolapso que te agarró con tu primer hijo y de las dos enfermeras que se te subieron a la panza porque te desmayaste al momento de pujar…ok?

3 comentarios:

  1. me alegro que salieran bien tus estudios y que sofi este creciendo un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, José! esta watona se está haciendo conocida antes de tiempo, era cuestión de dejarla tranquila en casa para que creciera. Un beso grande!

    ResponderEliminar
  3. Desde la gloriosa Gualeguachú, la diosa Eugenia D. nos manifiesta lo siguiente: "Mi madre, una gran fanática de la religión de las mujeres independientes que describiste en tu primer post, y a sabiendas que había criado en mi a otra de las fieles creyentes de este credo, siempre se encargó de dejarme bien en claro que los kilos y las caderas nunca vuelven a ser las mismas, que los puntos no son nada agradables y que los pechos duelen (y mucho!)... pero también me dijo algo que nunca me olvide: "cuando parís, te ponen el molde de madre".

    Más allá de todas las cosas que uno escucha sobre el embarazo (muchas de las cuales me despiertan mas el instinto asesino que el maternal), creo que lo mejor que puede hacer una es tomar los consejos prácticos y dejar pasar con una bonita y cínica sonrisa todo lo demás!! O usar la excusa de las hormonas para mandarlos a rec... que los parió!! jeje"

    ResponderEliminar