viernes, 3 de febrero de 2012

Yoga y Yo...(parte 1)

Esta foto no es mía, no soy yo, no moleste! 
El vivir un primer embarazo fuera de tu país, lejos de tu familia y de la gente que te conoce desde pibe, hace que la experiencia sea mucho más íntima (aunque escriba un blog) de lo que es todo el lío hormonal y sensaciones que te pasan. Bueno, eso al menos me pasó a mi.
Y como buena estresada que soy, me metí en los 10 mil portales de información que encontré, en los 8 millones de foros sobre el tema hasta que me quedé con uno solo que parece tenerla más clara y no me habla del “milagro de la vida” ni “que todo es un tránsito maravilloso”. No, yo quería la verdad, la más cruda, lo oscuro de toda esta situación. En fin, por suerte, el proceso me trajo más alegrías que dolores, aunque hay cuestiones a las que no pude escapar.
Una de ellas es el terror al PARTO (cuco, malo, miedo aaahhhh). Entonces, lo que todos dicen es que, lo mejor, lo único, lo guauuu es el yoga para embarazadas…y allí fui, al encuentro de un mundo con mujeres panzonas, con caras de haber fumado el mejor porro del mundo pero que sólo toman leche y todo aporte de calcio que encuentren.
Y así fue, yo también adquirí esa cara de nomeimportanada con los peligros que eso conlleva. Cuáles peligro? Sólo contaré UNO que fue el que viví en carne propia. Luego de haber hecho 20 movimientos, con respiraciones sentidas, intentando sacar la fuerza del entrecejo (todavía no entiendo qué quiere decir con eso), mientras Sofía se movía a sus anchas pateando y pateando en sintonía, los diez minutos de relajación fueron mortales. Cuando la profesora (o Hari) nos dijo de ponernos en posición fetal, con almohadón entre las piernas y almohadita en la cabeza, el sueño me invadió y no sé qué pasó. Bueno, sí, me quedé frita, dormida, ultra roncosa.
El glamour de la yogui natal paso a ser una morsa tirada en el suelo, babeando (y no sé qué más pasó, ok?), desencajada con la boca abierta. La paz de Hari se vio un poco “interrumpida” cuando empezó a gritar “buenooo, nos levantamos…nos levantamos!!!”. Si era argentina, le ponías “levantate che” y listo. Y así fue como me fui con los pelos parados, la panza divagando para todos los costados, un costado de la remera mojada (babita, che) y cara de “nomeimportanada”.
Y esto recién comienza…

No hay comentarios:

Publicar un comentario