jueves, 16 de febrero de 2012

Encuentros cercanos del quinto tipo….


Si hay momentos raros que haya vivido, este embarazo me está dando vuelta la cabeza. Si la canción de Serrat describe a una loquilla que se mira al espejo y se palpa el perfil, yo tendría que hacer otra en la que la protagonista (o una de ellas, en realidad) se la pasa mirando el ombligo, gritando o aplaudiendo por cada vez que se mueve de forma temblorosa. Y las manos…las manos que no paran de acariciar sin cesar la cuestión enormeee que crece día a día, que en algunos momentos tira (porque la piel se está acostumbrando) pero que concentra toda la atención.
Ojo, los miedos siguen, las presiones se presentan pero realmente se minimizan mientras la gran esfera sigue creciendo.
El pobre padre…pobre padre. Entre que se le viene un tsunami de obligaciones, su compañera que antes sólo esperaba salir ahora le vive diciendo que mire, toque, escuche (entre otras cosas) la panza. Y el abnegado chileno cumple su rol, aunque a veces sólo sea mi respiración la que escucha.
Son momentos raros.
Los hombres son testigos. Nosotras protagonistas. Un amigo me dijo “ustedes son las que se llevan todo el peso, las que la pasan mal”. Mierda que salí masoquista! Nunca pensé que los pies como Fiona, no me iban a quitar el sueño frente a estas turbulencias centrales. Y sí, como dice la Negra: “Cambia, todo cambia”.
Porque la Ely de hace un par de meses no le hubiera puesto ni una cuota de positivo a este estado de producción full time. Pero tal vez sí.
El miércoles pasado, luego de estar varios minutos tratando de acomodarme para dormir, me encontré con una verdadera sorpresa. Viendo que cada vez que me apoyaba del lado izquierdo para dormir (todo tiene una explicación) tenía algo que presionaba, no aguanté y puse mi mano en el mismo lugar donde se presentaba “la molestia”. Y esa molestia, eran cinco deditos que de vez en cuando se movían como haciendo fuerza, diciendo “acá estoy yo”. Que loco. Lo único que hice fue contestar con mis tres deditos a esa presión: “Y acá te espero”. En fin, ya volverán las crónicas bizarras de una parturienta, pero mientras tanto…

5 comentarios:

  1. qué risa me dan tus comentarios!!!
    todos queremos ver a Sofi de una vez por todas

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  2. Gracias Sole! falta un tiempito, el 9 de abril, no sé hasta dónde va a dar la panza (es terrible y tremendo cómo crece!!) en fin, gracias por leernos!besotes!

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  3. Suelo decir frecuentemente que la maternidad me estropeó. Y cuando lo hago, no me estoy refiriendo a las marquitas en la panza, sino a que me he convertido en una maricona.
    Antes era una mujer dura, fuerte había que molerme a palos para verme llorar y sin embargo hoy… una publicidad, una imagen o una canción pueden anudarme la garganta. Hasta la evocación de un simple recuerdo de la infancia puede desbordarme y nublarme la mirada.
    Esto comenzó hace poco más de cinco años, es decir, la transformación se dio durante el embarazo, ¿entonces qué? ¿antes era insensible? No, pero evidentemente disimulaba mucho mejor, no como ahora que ando moqueando cada dos por tres.
    Yo creo que la Naturaleza, que a veces se zarpa en sabia, durante la gestación también magnifica la sensibilidad, la empatía.
    De pronto, ver llorar a otro te estruja el corazón y una alegría o logro ajeno te inunda el pecho, lo sentís como propio.
    Y ahí, precisamente ahí es cuando te dás cuenta que cambiaste para toda la vida.
    Entendés por qué si te enfermabas o golpeabas parecía que a tu mamá le dolía.
    Entendés por qué cuando lograbas algo, a tu vieja no le cabía la sonrisa en el rostro.
    Y entendés que ser así: hipersensible, forma parte de ser mamá.

    Toooooodo esto que te conté, fue solo para decirte que cuando terminé de leerte se me piantaron lagrimones ASI de grandes.
    Poné un dedito en la panza, al estilo ET, y decile a Sofía que aquí lejos hay una tía que la espera.


    http://www.youtube.com/watch?v=1yT6m9nXTS8&feature=player_embedded#at=15

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  4. Sí, realmente estoy de acuerdo en que existe esa mutación. Aunque debe haber minas que la sufren antes, o siempre la tuvieron, o no la tienen nunca. Lo que me parece muy raro es como (al menos lo que me pasa a mi) tu cuerpo ya no es tuyo, es lo que ella y su proceso decida. Osea, cuando ella quiera pega el estirón (la panza se va al carajo) o no poder respirar (porque te está pateando la costilla flotante), entre otros. Lo más loco es que una se vuelve una pelotuda feliz mirando todos esos cambios. Mi otro yo no lo hubiera entendido nunca. De hecho, me recuerdo muy bien comparando a los movimientos de la bebé con gases y preguntando por qué los hacían tan especiales (sí, además de insensible, bien boluda) pero bueno, son cosas que pasan.
    Te queremos mucho, Turca, y ya te vamos a ir a visitar a BsAs. Besotes!

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  5. Chicas, a mi me pasa todo eso y nunca tuve un hijo, no me quiero imaginar entonces el grado de sensibilidad extrema al que podría llegar. Por favor no dejen de visitarme cuando me internen en el psiquiátrico!
    Eli, linda, te quiero, me encantan las anécdotas, el registro de las mismas. Es una linda forma de ir “guardando” pedacitos de la vida.
    Besotes
    Fla

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